martes, 30 de julio de 2019

TÁMARA DE CAMPOS

SAN HIPÓLITO EL REAL

Se afirma que en los pagos de Támara se dio la batalla de Tamarón en el año 1073, entre Fernando I de Castilla y Bermudo III de León propiciándo la primera unión de los dos reinos. Támara, municipio y localidad situada en la comarca natural de Tierra de Campos fue en tiempos medievales una plaza de importancia con muralla y castillo. La iglesia de San Hipólito el Real es el monumento más representativo y preciado. De dimensiones catedralicias es una joya y una de las más grandiosas del gótico palentino. 


Edificada durante el siglo XV destaca por la espectacularidad de su volumen, contrafuertes, arbotantes, rosetones y ventanales. La torre se abre en la portada principal y fue erigida a principios del siglo XVII por derrumbe de la anterior (1568). Tres amplias naves acogen en su interior elementos artísticos de notable interés y a destacar: el retablo mayor barroco, el coro y la sillería, el órgano, una pila bautismal de alabastro o el púlpito de la nave central.

La falda este del cerro donde se asienta la villa está ocupado por las bodegas, interesante arquitectura rural y testimonio de la gran producción vitícola y cultura del vino atribuida al municipio.

Támara conserva algunos restos de su antigua muralla realizada en mampostería y tapial; en piedra, una de los cuatro puertas de entrada al caserío sobre la que permanece una imagen de la Virgen que sustituye a la original robada en los años noventa del pasado siglo y la Fuente del Caño, de estilo renacentista y abrevadero para los animales. Si visitan la villa reconocerán los esfuerzos y el empeño de sus vecinos por conservar y embellecer este conjunto histórico.

















viernes, 26 de julio de 2019

DALE, DAME, CHOCOLATE


Dicen del chocolate: bebida divina, que aumenta la resistencia y combate la fatiga. Para excelente y poderse beber, tres cosas ha menester: espeso, dulce y caliente. Como ocurre con el café o el buen vino, el chocolate libera aromas deliciosos y combinados, dan su sabor característico y único que tanto gusta. Nutritivo y placentero, pocos alimentos se pueden presentar y tomar de formas tan variadas.

Todo comienza en el árbol del cacao. De nombre científico, Theobroma cacao es una planta originaria de la amazonia desde donde los españoles lo expandieron por el mundo a partir del siglo XV. Su cultivo exige terrenos muy fértiles, profundos, con cierta altitud, clima subtropical, lluvias abundantes y temperaturas que no bajen de los 18 ºC. Son grandes productores de cacao América, Asia y África.
Entre las grandes marcas chocolateras españolas, VALOR, con fábricas en Ateca (Zaragoza) y en Villajoyosa (Alicante). La multinacional opera en más de 60 países y produce una media de 20.000 toneladas de chocolate al año. La materia prima de la compañía procede de las mejores semillas cultivadas en Ghana, Ecuador y Panamá.

El museo de Chocolates Valor de Alicante fue creado en 1998 y reconocido en 2008 como Museo Valenciano del Chocolate. Un espacio "delicioso" donde se muestra el proceso, herramientas y maquinaria de elaboración de los productos de la marca. El visitante sale dulcemente satisfecho de este recorrido. Orígenes y actualidad de una marca con historia centenaria. Chocolate VALOR Desde 1881, es patrimonio,  empleo, tecnología, conservación, investigación, producción, degustación... 






   

viernes, 19 de julio de 2019

EL FADRÍ. TORRE CAMPANARIO DE CASTELLÓN

LA TORRE CAMPANARIO DE CASTELLÓN DE LA PLANA


De nombre oficial, Campanar de la Vila, la torre castellonense del Fadrí, que en valenciano significa "soltero", es el único campanario de la concatedral de Santa María, y uno de los escasos ejemplos que existen en España de propiedad municipal.
A lo largo de su historia ha tenido diferentes funciones. Además de las religiosas, fue torre centinela, prisión de eclesiásticos o torre de comunicación civil. Su construcción se inició en 1440, y diecinueve años después, tan solo se habían levantado la base y los ocho primeros metros. Durante 132 años estuvieron paradas las obras hasta que se dieron por concluidas en 1604, señala una inscripción en latín sobre la puerta.
Consta de cuatro cuerpos y en ellos, la vivienda del campanero, la prisión, la cámara del reloj y la cámara de las campanas. La torre termina en una terraza a la que se accede por una escalera de caracol de 188 peldaños y remata en un templete de forma triangular a 58 metros del suelo.

LAS CAMPANAS

En la sala de campanas están instaladas ocho unidades de volteo manual, con yugos de madera y bien restauradas. De menor a mayor peso, reciben los nombres de: Dolores (53), Joaquina (166), Cristina (244), Victoria (356), Vicent (579), María (881), Jaime (1302) y Ángel (1915). Las tres campanas horarias del templete son originales. Sus nombres: Tafól o Cristóbal (patrón de la villa) Anna y María del Lladó. El toque de campanas del Fadrí está declarado Bien de Interés Cultural por la Comunidad Valenciana. No sólo paseamos por la ciudad, sino que también levantamos la cabeza para admirar con exactitud esta maravilla arquitectónica.













jueves, 4 de julio de 2019

EL MONASTERIO DE LA OLIVA


Situado en la Zona Media Central de Navarra, a orillas del río Aragón y entre las poblaciones de Santacara y Carcastillo se encuentra el complejo monumental del monasterio de Santa María la Real de la Oliva. Con rango de abadía, por él se deslizan siglos de historia. Perteneciente a la Orden cisterciense su construcción arranca en el siglo XII. Salvo en algunos periodos históricos y convulsos en España (en que los monjes fueron obligados a abandonar la abadía) siempre estuvo habitado como espacio de espiritualidad. 
Es monumento nacional desde 1880.

LA ARQUITECTURA DE LA OLIVA

Lo que se puede contemplar en estas construcciones llevan en sí todo un lenguaje escondido, pero al mismo tiempo claramente manifiesto. La pureza, sobriedad y perfección en sus lineas, la luminosidad considerada en el estilo cisterciense como el resplandor de la verdad, el uso de la piedra que lejos de toda suntuosidad busca la belleza en la sencillez a la vez que la elegancia arquitectónica comienza en la misma puerta de entrada a la que se accede desde una plaza ajardinada. La fachada da al poniente y está formada por un arco apuntado y sobre él, una pequeña hornacina con una imagen de la virgen y la leyenda: "Casa de Dios, puerta del cielo". A los lados, parte de la antigua muralla.




Atravesando dos portalones se alcanza una amplia plaza. De frente, la fachada del templo abadial, a la derecha, la hospedería (de 1780) y a nuestra izquierda, una amplia zona ajardinada y lugar de varios edificios del siglo XII hoy desaparecidos o semiderruidos a la espera de su restauración.





Una vez en el interior y sintiendo el frescor del ambiente se va de sorpresa en sorpresa. La planta basilical es sobria y en ella destacan la fuerza y la armonía de sus medidas y símbolos. "Todo el templo es una expresión plástica de los conceptos místicos de sus constructores y eso penetra en los sentidos antes de asomarnos con detalle a sus piedras" dice el libro-guía adquirido en la tienda para no perderme detalle. El majestuoso crucero, el transepto, las capillas, el cimborrio octogonal, el gran altar, la sillería coral, columnas, capiteles, suelos... se muestran austeros y bellos en su misma simplicidad. Ante nuestros ojos lo obvio e imprescindible para entender de cerca y desde más dentro la esencia monacal. Toda la imaginaría del templo se encuentra casi en su totalidad en las diferentes capillas. Preside el templo desde una altura considerable una bella imagen de María con el Niño.




Otras estancias relevantes son la Sala Capitular y bello Claustro gótico de los siglos XIV y XV, centro y eje de la vida monástica. Las tracerías son de seis tramos y los detalles de fino diseño. Los capiteles del claustro ornamentados con flora hacen referencia a la vid, lo que señala la importancia de su cultivo por los monjes desde sus inicios. La antigua bodega sirve hoy como sala de reuniones, la actual construida en 1912 y los museos etnográficos son testigos de una gran cultura del vino. De hecho, es el único monasterio que en la actualidad cultiva sus propias viñas y elabora sus vinos como medio de vida.












Tanta y tanta admirable variedad de formas diversas. El absoluto silencio de las estancias. Cada piedra colocada con un sentido. Las ventanas por las que se desparrama la luz. Todo dispuesto para su mucho provecho y ningún signo de señorío. El arte, el sosiego de la naturaleza, el paisaje y la tierra que los mismos monjes modelaron y trabajan. El retiro del mundo. La contemplación y el servicio. Por la belleza a Dios... se ofrece al visitante en Santa María la Real de la Oliva.