ADMIRAR LAS RAÍCES DE LA MONTAÑA PALENTINA
Me gustan los pueblos. Lo de visitar es una abreviatura porque lo que realmente disfruto y procuro es estar y quedarme con ellos. Unos por grandes y bien provistos, otros por pequeños o despoblados. Unos por recomendados, y otros por lazos personales. Unos por agenda, y otros al azar de la carretera. Unos se visitan por historia, y otros por un acontecimiento o monumento concreto... Y de unos y de otros voy sacando el jugo, el material sensible y de atención especial, provista de poco bagaje, suficiente tiempo, calzado cómodo y espíritu libre que lo demás lo regala el lugar, la tierra y la obra que por los siglos ha hecho el hombre sobre ella.
Barrio de San Pedro es una pequeña localidad y también pedanía del municipio de Aguilar de Campoo en la provincia de Palencia. Hasta finales de 1970 fue municipio independiente que incluía otras cinco pedanías. Dice la historia que en esta pequeña localidad fundó Doña Sancha Alfonso de León (1220-Cozuelos de Ojeda, 25 de julio de 1270. Hija ilegítima del rey Alfonso IX de León y abadesa de Santa Eufemia de Cozollos) una ermita dedicada a Santiago cuyo solar se encuentra hoy anegado por las aguas del pantano aguilarense.
Un detalle que sorprende al recorrer este pueblo es el conjunto de piezas extraídas de los árboles, y que a modo de pequeños monumentos, han sido colocados al aire libre por rincones y calles. Un cartel aclara que es parte del proyecto de la Diputación de Palencia:"Monumento a la vida" que reconoce la importancia del árbol o masa de árboles y su protagonismo en la cultura y el desarrollo rural.
La iglesia de San Andrés fue construida con excelente sillería de arenisca; en origen, de una sola nave (primera mitad del s.XIII) con transformaciones a lo largo de los siglos siguientes. En el siglo XV se construyó una segunda nave al norte, una capilla al mediodía y se modificó la cabecera. En el siglo XVIII se añadió un coro alto de madera, varios soportales, un pórtico y se modificó la espadaña a la que se añadió un segundo cuerpo. La cabecera conserva algunos canecillos de motivos animalistas y vegetales. La primera espadaña románica constaba de un cuerpo inferior liso y otro superior de dos vanos apuntados. Éstos quedaron cegados al añadirse la estructura superior suplementada con dos troneras de medio punto, remate triangular campanil y bolas.