VILLAS COMUNIEGAS DEL VALLE MADERAZO
Hacemos camino y parada en tres localidades del Cerrato Castellano con lindes y términos comuniegos en el valle del arroyo Maderazo: Población de Cerrato y Cubillas de Cerrato, por la provincia de Palencia y Valoria la Buena, por la de Valladolid. Nos interesamos por su historia, su identidad, su patrimonio religioso y campanil, siempre el más favorecido en este blog. Poblados y villas, algunas desaparecidas o reducidas a restos en el paisaje de las llanuras perfectas, de las formas y relieves suaves, de los tonos y colores, tan diversos, como la esencia misma de esta comarca labrada por el agua a lo largo de miles de años.
POBLACIÓN DE CERRATO
Dicen las crónicas sobre Población de Cerrato, que debió de estar habitado en época visigoda; que en el siglo VIII fue arrasada por los musulmanes y en la Reconquista, repoblado y rodeado por una fuerte muralla con varias puertas almenadas; que tuvo castillo, un monasterio de nombre San Babilés, un primitivo templo parroquial con advocación a San Miguel y una ermita mudéjar dedicada a Nuestra Señora de la Asunción (con anterioridad, del Arroyuelo); que los Reyes Católicos le otorgaron el título de villa a principios del siglo XVI y que durante el reinado de Felipe II, dejó de ser abadenga para ser incorporada a la Corona Real.
La actual parroquia de San Miguel, es una fábrica de una sola nave, con ábside mudéjar, pequeña espadaña y un buen muestrario artístico distribuido entre sus retablos, pinturas y esculturas del interior.
Del edificio consistorial, destacar su torre y campanil.
Hacemos camino y parada en tres localidades del Cerrato Castellano con lindes y términos comuniegos en el valle del arroyo Maderazo: Población de Cerrato y Cubillas de Cerrato, por la provincia de Palencia y Valoria la Buena, por la de Valladolid. Nos interesamos por su historia, su identidad, su patrimonio religioso y campanil, siempre el más favorecido en este blog. Poblados y villas, algunas desaparecidas o reducidas a restos en el paisaje de las llanuras perfectas, de las formas y relieves suaves, de los tonos y colores, tan diversos, como la esencia misma de esta comarca labrada por el agua a lo largo de miles de años.
Dicen las crónicas sobre Población de Cerrato, que debió de estar habitado en época visigoda; que en el siglo VIII fue arrasada por los musulmanes y en la Reconquista, repoblado y rodeado por una fuerte muralla con varias puertas almenadas; que tuvo castillo, un monasterio de nombre San Babilés, un primitivo templo parroquial con advocación a San Miguel y una ermita mudéjar dedicada a Nuestra Señora de la Asunción (con anterioridad, del Arroyuelo); que los Reyes Católicos le otorgaron el título de villa a principios del siglo XVI y que durante el reinado de Felipe II, dejó de ser abadenga para ser incorporada a la Corona Real.
La actual parroquia de San Miguel, es una fábrica de una sola nave, con ábside mudéjar, pequeña espadaña y un buen muestrario artístico distribuido entre sus retablos, pinturas y esculturas del interior.
Del edificio consistorial, destacar su torre y campanil.
CUBILLAS DE CERRATO
El significado del nombre de esta villa "Las Cuevillas" puede deberse a que allí se encontró a finales del siglo IX un poblado de cuevas escavadas en las laderas, muy comunes en otros pueblos de la comarca. La población estuvo fortificada y en la colina de El Castillo, fue levantada una fortaleza formando un conjunto defensivo muy eficaz.
La actual iglesia parroquial fue construía en el siglo XII con la advocación de Santa María, al estilo románico de la época. En el siglo siguiente, se introdujo en el templo el estilo mudéjar y con el paso del tiempo hubo de acometerse nuevas reformas. A mediados del siglo XIX existían en Cubillas de Cerrato dos templos: la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y la ermita del Santo Cristo del Humilladero, pero los datos históricos apuntan a que en siglos pasados existieron en la villa cinco ermitas con advocaciones: a San Martín, Ntra Sª de Grijalba, San Cosme y San Damián, Santa Columba y San Esteban.
VALORIA LA BUENA
Ubicada en la confluencia de los valles del Pisuerga y del Maderazo, tuvo esta villa de primer nombre "Valoria la Buena de Cerrato". Su historia es muy relevante como Cabeza de Partido Judicial de la provincia de Valladolid y por derecho propio, capital histórica del Cerrato Vallisoletano. Valoria es considerada doblemente cerrateña, por haber pertenecido a la Merindad y al Arcedianato de Cerrato.
A finales del siglo IX o principios del X, fueron levantados en la villa un castillo y una muralla en torno al casco antiguo que enlazaban ambas fortalezas defensivas. Del siglo XII data el templo parroquial con advocación de San Pedro Apóstol; hacia el año 1767 un violento incendio deja semidestruída esta iglesia; al año siguiente se desmontan las partes dañadas y cuanto es útil se reutiliza para la reconstrucción con aprovechamiento de elementos rescatados del anterior templo principalmente, la piedra. Ejemplo de arquitectura neoclásica, la fábrica de planta central lleva a los pies la torre, de dos cuerpos. Tiene categoría BIC desde 1993.