Castañuelas y pandereta son los dos únicos instrumentos que mis manos aprendieron a hacer sonar. Con más arrojo que gracia, creo yo, y al ritmo que se me pidió para cada ocasión, las castañuelas fueron compañeras de viaje bien mandadas. Durante años mantuve un compromiso compartido de la cultura popular (folclore) como actividad bailable; la jota castellana además de los instrumentos de los que se suele acompañar, admite ocasionalmente las castañuelas. Un instrumento tan vocinglero y charlador a decir de los entendidos, que llegó a domar su dureza para prestarse a la regla, el criterio, la norma, la pauta, la razón y la medida por donde se calculan, rigen, moderan, ordenan, componen arreglan, equilibran y perfeccionan los varios y difíciles movimientos de un cuerpo bailante, y que además, sostienen, aceleran o prolongan los compases y tiempos de los otros músicos instrumentos.
¿Alguien ofrece más?
En Castilla y León eran los pastores los que hacían pitos, tarrañuelas y castañuelas. Su elaboración para bailes y danzas corría a cargo de carpinteros y ebanistas que empleaban maderas nobles, duras y sonoras. Batir bien unas castañuelas está al alcance de cualquier persona que se lo proponga y como en todo, con unas sencillas bases de Crotalogía (ciencia que enseña a tocarlas debidamente) se conseguirá el sonido sensible, armonioso, dulce a veces y siempre pasional que se desprende de estos tradicionales y populares objetos después de un buen rodaje.
En Palencia, hasta el 5 de mayo se puede disfrutar la exposición "CASTAÑUELAS" colección del artesano Pedro Miguel Pastor. Materiales, formas, usos, trabajo, historia, documentación, tradición y patrimonio vivo bellamente presentado.
¡Enhorabuena, maestro, por tan ingente y exquisito trabajo!