lunes, 19 de marzo de 2018

SOBRE LOS SUELOS DE LA OLMEDA

Entrar en la villa romana "La Olmeda" de Pedrosa de la Vega y provincia de Palencia es toparse con la historia y el arte en dimensiones de enormidad, calidad y espectacularidad. Tres mil metros cuadrados para uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la península ibérica que cumple su 50 aniversario. Descubierto en el verano de 1968 por el agricultor, Javier Cortés Álvarez de Miranda, hoy se ofrece como un moderno enclave museístico dotado de infraestructura y medios modernos donde la vista y el conocimiento permiten recrearse por una villa de finales del siglo I o II. Declarada Bien de Interés Cultural en 1996, La Olmeda fue en su época de mayor esplendor (siglos III y IV) una explotación agropecuaria con una edificación exterior semejante a un castillo cuadrangular e interior palaciego. Del gran edificio ha quedado al descubierto la zona de vivienda y la de los baños.

En la Antigüedad Tardía, en el Bajo Imperio Romano, dos eran las divisiones sociales fundamentales: los Honestiores y los Humiliores; entre los primeros, el concepto de honor y honra era pieza fundamental de su estamento privilegiado y entre ellos se contaban, los Senadores, los Magnates o los Consors, los ricos terratenientes como los que ocuparon la Olmeda.

La visita al recinto es un paseo por la aristocracia romana culta y pudiente. En el primer golpe de vista ya nos prendamos del pórtico. Abierto al sur y a las estancias que lo circundan, el recorrido se hace sobre pasarelas con la vista sobre los suelos de las más de 30 estancias que se ofrecen al descubierto. Admirar e interpretar los ricos mosaicos policromos elaborados con teselas es una tarea entretenida y que se presta a la admiración por ser tantos y tan variados los pavimentos diseñados, escogidos y trabajados en las formas y composición de los dibujos y escenas, en función de la estancia, el tema y los metros a cubrir.
Es el conjunto de mosaicos de mayores dimensiones conservado de un edificio romano de uso privado. Motivos geométricos, animales, vegetales y figurativos; escenas de caza y retratos masculinos y femeninos, las estaciones y la mitología están representados. Puro arte y belleza. 

Imposible reproducir aquí todo lo que este singular espacio ofrece pero, como dejan fotografiar, un aperitivo gráfico y resumen de la visita. Un último apunte: la atención es exquisita. 




























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