jueves, 29 de marzo de 2018

A ESCENA LA SEMANA SANTA DE AMPUDIA

Tengo la creencia arraigada de que en la vida la soledad y el silencio se hacen necesarios en algunos momentos. En la Semana Santa encuentro con trazos fuertes y dinámicos esa necesidad buscada hacia el interior, hacia las propias entrañas y nada mejor para esto que darse un buen paseo. Me acerco a la localidad terracampina de Ampudia en esta mañana del Jueves Santo. Es un destino interesado porque de cada visita, siempre he disfrutado de algo diferente, de positivo, de luminoso... de liberador. La antigua colegiata, iglesia parroquial de San Miguel tiene las puertas abiertas y sin estar en horario de visitas agradezco que me permitan la entrada. En el interior varias personas hacen tareas en un escenario circunstancial: en un lateral descansan ordenadas y preparadas las imágenes que van a procesionar estos días. 


En la "Procesión de la Pasión" del Viernes Santo salen los pasos de Jesús Nazareno;  el Cristo de la Buena Muerte; La Cruz y el Sudario; El Calvario; La Piedad; El Santo Sepulcro y La Dolorosa. Orígenes de las celebraciones de este tiempo que ponen al descubierto la espiritualidad de las tradiciones.




Un amigo me escribió una vez: "Busco silencio en medio de nuestra Semana Santa. Silencio roto por la increencia y el desamor. Es posible que no sean muchas las palabras que me provocan estas imágenes; puede que ni tan siquiera hagan falta palabras... Surge el recuerdo, recuerdo convertido en eco que hace vibrar nuestros ojos humedecidos. Recuerdo que son palabras de Dios fundido en el hombre... palabras del hombre fundido en el madero: ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?. ¡Quién sabe lo que quiso decir con aquellas palabras! pero a mi me ayudan a convertir el agobio de la existencia en trivial preocupación y alegre esperanza." Sin ningún complejo creo en estas reflexiones.


En otra parte del templo hay dispuesta una gran mesa destinada al Monumento.
Consciente de que nuestros anfitriones van sujetos a horario, hay que irse pero no antes de haber pasado (por invitación del párroco) al espacio donde a pequeña escala y con técnica de diorama se representan escenas de la Pasión de Cristo. Las figuras de autor madrileño y la ambientación escénica, de autoría local nos sorprende por curioso, creativo y buen diseño. Con inmensa gratitud y la autorización para tomar las fotografías, salimos de San Miguel con la sensación de que aquí está sucediendo la primavera espiritual que quiere ser la PASCUA.










domingo, 25 de marzo de 2018

LA TORRE DE SANTO DOMINGO DE LA CALZADA EN LA LÍNEA DEL TIEMPO

Con la globalización del Camino de Santiago cada persona se lanza a caminar cuando su agenda y su vida se lo permiten. El tiempo y la estación es un factor a tener en cuenta. Los peregrinos más experimentados coinciden en que la primavera es la época ideal: los rigores del invierno han quedado atrás y las aglomeraciones del verano están por venir. La Semana Santa es el tiempo elegido por los que buscan turismo de retiro, reto personal y espiritual en un entorno natural que se renueva y hacerlo con compañeros de viaje interesantes. 

En la Rioja, el municipio de Santo Domingo de la Calzada es un núcleo artístico, religioso y económico relacionado con una de las más populares leyendas de la ruta compostelana que se resume en el dicho: "Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada." 

En la Baja Edad Media tuvieron gran importancia los viajes a los Santos Lugares. Después de Jerusalén y Roma, el principal centro de peregrinaciones era Santiago de Compostela. Miles de europeos atravesaban los Pirineos, y por difíciles rutas, próximas a las montañas del norte llegaban a Galicia. Sancho II el Mayor, que tenía la capital de su reino en Nájera, modificó a principios del siglo XI la trayectoria del Camino. Lo llevó más al sur, hacia las tierras llanas de su dominios. La guía de peregrinos "Codex Calixtinus" redactada en 1130, señalaba nuevas rutas y los peregrinos que utilizaban frecuentemente las antiguas calzadas romanas se vieron pronto beneficiados por las obras realizados por Santo Domingo. 


Por iniciativa de este santo colonizador y uno de los mayores impulsores del trayecto a Compostela, se mejoraron los caminos, se levantaron puentes, hospitales, posadas, albergues e iglesias a fin de dar a los peregrinos asistencia y protección por la calzada entre Logroño y Burgos. En este entorno surgió el burgo o ciudad que llevaría su nombre. La primera iglesia comenzó a construirse a finales del siglo XI en vida de Santo Domingo. Fue colegiata y alcanzó el rango de catedral. Con ser tan extenso el conjunto patrimonial, de entre todas las casas de la villa, sobresale de este céntrico monumento de la Santísima Trinidad, su magnífica torre. 


Me cuenta un calceatense que en un primer proyecto pretendía ser la más alta y elegante de la Rioja. Los técnicos no lo aprobaron por creer exagerado el peso de doce capiteles que la iban a coronar. Tiene datos históricos tan curiosos como que se levantó por tres veces. La primera y románica, quedó destruida por un incendio en 1450; la segunda y gótica, se desmontó por amenaza de ruina y la actual, barroca y exenta (separada del cuerpo principal de la catedral) está formada por tres cuerpos superpuestos. Con una altura de 69 metros, es la más alta de la Rioja. Comenzó a construirse en 1762 y terminada en 1767. Es obra del arquitecto Martín de Beratúa. En su construcción se empleó piedra arenosa de las canteras de Villalobar y Baños. Los dos primeros cuerpos son de planta cuadrada y el tercero, eminentemente decorativo, es octogonal, con balaustrada de piedra y huecos en los arcos para las campanas.



LAS CAMPANAS

En el conjunto de la torre hay nueve las campanas. Dos, para el único reloj "de herrero"en activo que sigue funcionando en una catedral española y que datan de los siglos XVI y XVII y las otras seis, litúrgicas, entre las que destacan las dos grandes romanas. Su antigüedad abarca desde el siglo XVI  al XX. Las más antiguas son la de agonía y una del reloj (1582). La esquila también del reloj (1673). La prima y la de unción (1780). La esquila pequeña (1801) y la grande (1817). La campana de avisos (1921) y la más grande de todas de  nombre Aguijón, (1921). A decir de los entendidos, en su restauración y con la pretensión de sustituir a los campaneros, se las ha dotado de elementos mecánicos auxiliares que han variado su sonoridad y movimientos originales. Aún así, llevan años dando conciertos.



No son conciertos para ser escuchados a pie de torre; dicen y recomiendan los que los han disfrutado que conviene alejarse un poco, y mejor aún, paseando por las calles en sereno silencio, con luz tenue y por momentos, con la mirada al cielo... aunque también procede hacerlo sentados plácidamente en alguna terraza del casco histórico.


El fenómeno del agradecimiento es relacional. Alguien que me otorga algo de forma libre y desinteresada, suscita como mínimo un sentimiento de gratitud y la voluntad de estar a la recíproca. Mi tendencia a saber sobre las campanas hace ocasionalmente cómplices a familiares y amigos que aportan a este engranaje enviándome sus fotografías. Siempre, ¡Gracias!.




lunes, 19 de marzo de 2018

SOBRE LOS SUELOS DE LA OLMEDA

Entrar en la villa romana "La Olmeda" de Pedrosa de la Vega y provincia de Palencia es toparse con la historia y el arte en dimensiones de enormidad, calidad y espectacularidad. Tres mil metros cuadrados para uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la península ibérica que cumple su 50 aniversario. Descubierto en el verano de 1968 por el agricultor, Javier Cortés Álvarez de Miranda, hoy se ofrece como un moderno enclave museístico dotado de infraestructura y medios modernos donde la vista y el conocimiento permiten recrearse por una villa de finales del siglo I o II. Declarada Bien de Interés Cultural en 1996, La Olmeda fue en su época de mayor esplendor (siglos III y IV) una explotación agropecuaria con una edificación exterior semejante a un castillo cuadrangular e interior palaciego. Del gran edificio ha quedado al descubierto la zona de vivienda y la de los baños.

En la Antigüedad Tardía, en el Bajo Imperio Romano, dos eran las divisiones sociales fundamentales: los Honestiores y los Humiliores; entre los primeros, el concepto de honor y honra era pieza fundamental de su estamento privilegiado y entre ellos se contaban, los Senadores, los Magnates o los Consors, los ricos terratenientes como los que ocuparon la Olmeda.

La visita al recinto es un paseo por la aristocracia romana culta y pudiente. En el primer golpe de vista ya nos prendamos del pórtico. Abierto al sur y a las estancias que lo circundan, el recorrido se hace sobre pasarelas con la vista sobre los suelos de las más de 30 estancias que se ofrecen al descubierto. Admirar e interpretar los ricos mosaicos policromos elaborados con teselas es una tarea entretenida y que se presta a la admiración por ser tantos y tan variados los pavimentos diseñados, escogidos y trabajados en las formas y composición de los dibujos y escenas, en función de la estancia, el tema y los metros a cubrir.
Es el conjunto de mosaicos de mayores dimensiones conservado de un edificio romano de uso privado. Motivos geométricos, animales, vegetales y figurativos; escenas de caza y retratos masculinos y femeninos, las estaciones y la mitología están representados. Puro arte y belleza. 

Imposible reproducir aquí todo lo que este singular espacio ofrece pero, como dejan fotografiar, un aperitivo gráfico y resumen de la visita. Un último apunte: la atención es exquisita. 




























jueves, 15 de marzo de 2018

DIRECTO INVERNAL EN ORBANEJA DEL CASTILLO

De la provincia de Burgos, un pueblo famoso honrado por la historia y la naturaleza. De los que te llevas en la retina y vuelves en cuanto se presenta la ocasión. Orbaneja del Castillo en directo.


Al pie de las escarpaduras donde el Alto Ebro corta a los páramos de la Lora, queda esta vieja villa repoblada a finales del siglo VIII con gentes que entraron por Campoo a Castilla. Fue en los siglos XI y XII los de la gran repoblación del valle con asentamientos urbanos alzados sobre eminencias naturales para facilitar su defensa y protección. En Orbaneja el paisaje te pone en situación de hacer sencillos cálculos por su arquitectura urbana y su pintoresco entramado. Todo en la villa revela su antigüedad y la señala como pueblo del medievo sobre restos de viejas construcciones judías y romanas. Casas montañesas en calles escalonadas que discurren por terrazas naturales abiertas para convivir con el paisaje. De pocos habitantes en invierno, la villa se torna una riada de visitantes principalmente, cada primavera y verano. Tratando de evitar esta circunstancia, decido visitar Orbaneja en este último mes invernal y, ¡oh, sorpresa! ¿cómo han tenido la misma idea tantísimas personas?. 
Desde la última visita hace una año, aprecio crecimiento en cuanto al número de edificaciones que se han recuperado para el turismo, bares y restaurantes. Orbaneja vive el reto y la prioridad de salvaguardar y contribuir a perpetuar unas arquitecturas cuya personalidad no da lugar a equívocos. En este pequeño pueblo, el tesoro es líquido y el marco, realmente excepcional, encantado, hermoso. El agua cristalina y la forma en que baja por sus calles, abundante y contenida, es paisaje y espectáculo para un directo. ¡De los mejores de Castilla!