Hubo de ser grande, importante, estratégica, sostenible, rica... aunque a día de hoy no genera datos, no arroja informes y carece de actividad. Por Villaviudas, en Dehesa de Tablada para un simple captar y suponer... pura sintonía medioambiental y un poco de conocimiento dan para imaginar con bastante aproximación cómo debió de ser por aquí la rutina, las relaciones, el trabajo, la convivencia, la movilidad, el ruido, el olor, el descanso...
La fotografía, tomada en el Museo del Cerrato de Baltanás corresponde a una xilografía de 1872 presentada con el titular: "Quinta de Tablada, cerca de Villaviudas" que eso fue y hoy, Dehesa de Tablada que a efectos constructivos tiene como único aprovechamiento, el turismo. Se visita de camino a parajes naturales más altos y atractivos, a la Bodega del siglo XII o al afamado "Paseo de las Lilas". Las ruinas de esta hacienda en términos urbanísticos daban para conjugar la actividad agrícola con la ganadera; rica en arbolado, en especies herbáceas y cinegéticas y la práctica tradicional y racional de sus recursos, asentaron población. Los datos de su historia dicen que la quinta Tablada contaba con una extensión de mil hectáreas de terreno. Un palacio. Una ermita. Una gran bodega. Dos palomares y varias casas, cuadras y establos. Su actividad cesó definitivamente en 1933.
El sitio de Tablada en la época medieval figuraba como Concejo perteneciente en lo civil, a la Merindad del Cerrato y en lo eclesiástico, al Arciprestazgo de Baltanás. Poseía su propia parroquia dedicada a Santa Olalla. En tiempos, este lugar del Cerrato contaban con bosques ricos y muy extensos. En 1752 era despoblado, de señorío de la Provincia de Palencia. Hoy pertenece al municipio de Villaviudas. El reportaje fotográfico... es lo que queda.
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