Los signos de nuestro tiempo imponen a las sociedades civiles neutralidad y tolerancia hacia todas todas las confesiones. Las corrientes secularizadoras son moda pero aún palmario (evidente, patente, manifiesto, visible, notorio, inequívoco...) que las personas surgen dentro de una cultura, de una religión y que todas las expresiones externas han de ponerse en su contexto histórico. España celebra hoy la fiesta de la Inmaculada Concepción porque hace 257 años fue proclamada su patrona (1760). El 8 de diciembre de 1854 el dogma de la Inmaculada Concepción de María se estableció para la cristiandad mediante la Bula "Ineffabilis Deus" del papa Pío IX. Con este motivo, el mismo papa mandó construir en la Plaza de España en Roma un monumento que lo recordara. En la ciudad de Palencia la Inmaculada tiene su réplica con plaza e imagen frente a la catedral.
A modo de recuerdo, la Virgen, en su advocación del Pilar como creen algunos, no es la patrona de España sino de la Hispanidad (España unida por la fe y la cultura a toda Hispanoamérica) y que la patrona de la nación es la Inmaculada. ¡Felicidades de paso a las que llevan este nombre!
A nadie de le escapa la presencia en las calles de imágenes simbólicas e identitarias de la tradición cristiana occidental de España que se mantienen a lo largo y ancho de nuestra geografía para nada contraria a otras mentalidades y confesiones. Es el pueblo y sus circunstancias el origen de estos "mensajes visuales" de arraigo. Unas fotografías de pequeñas presencias, signos "palmarios" de cultura y tradición que conviven con los paisajes urbanos ¿Por cuanto tiempo? Defiendo que no hay nada vergonzoso en rendirse a esta cultura, aceptar como una oferta, una elección voluntaria que de ninguna manera conlleva una pretensión de exclusividad. Son una parte práctica para dar a conocer la historia del lugar y de sus gentes.
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