miércoles, 29 de noviembre de 2017

CON LAGAR Y REFRÁN NOVIEMBRE SE VA


Hubo un tiempo en que por estas laderas y otras próximas del municipio de Villaviudas, y en una superficie de unos 500.000 metros cuadrados, campaban los viñedos. Hoy se despide noviembre con San Andrés como festividad, y resulta muy ilustrativo darse una vuelta por el refranero y los dichos populares que relacionan ambas efemérides y las vinculan al calendario agrícola; es el caso del fruto de la vid. Aprovechando una imprevista escapada hace dos días por lo que fuera poblado de Dehesa de Tablada de la localidad, valgan unas fotografías de móvil como testimonio del lagar y bodega del siglo XII que allí se encuentran y que me vienen al pelo para dar una vuelta por la historia y la retranca popular de este 30 de noviembre que da paso al último mes del año. Por las cosas del sentir, casi que un homenaje por haber llegado a otro Noviembre, mes en el que fui a nacer, con el que me comunico, me implico y me produce dicha. 



Villaviudas hace unidad con el caserío de la Dehesa de Tablada en 1930 sumando una extensa cuantía de obradas de terreno entre monte, laderas de pasto, dehesa y labrantío. El conjunto de lagar y bodega de la Dehesa es hoy visitable y lugar ideal de celebraciones de los villaviudenses. En diseño es muy semejante a los construidos en toda la comarca del Cerrato en explotaciones vitivinícolas grandes que no se limitaban a producir para el autoconsumo. En dimensiones rondaba los cinco mil cántaros (80.000 litros) de capacidad en cubas de 200 a 400 cántaros. Construida en superficie y a semejanza del lacus romano (depósito impermeable donde fermentaba el mosto), la pila de este lagar es doble, construida en piedra de sillería y con capacidad para 50 metros cúbicos que permitía descargar hasta 45 carros de uva. Por novedosa y avanzada técnicamente, la diferencia respecto a otras consistía en que la pila del lagar y la del mosto estaban comunicadas con la bodega; a través de una tubería cerámica y a fin de ahorrar el transporte del mosto en pellejos a hombros de los tiradores. Componentes apreciables a la vista: la viga, la piedra, el husillo, el cargadero, el lagar, las paneras guías, las trincheras y la pila de mosto bien indicado en un gran cartel a la entrada.








En el medio rural tradicional, sin agricultura y ganadería no había nada. Toda la actividad de otoño/invierno giraba en función de los ciclos productivos y de la luz solar que hacía comprimir las jornadas. El trabajo reposado, la defensa contra el frío, el granero lleno, la matanza, la bodega acogedora... eran prioridades tradicionales que el refranero confirma así:

Quien cava en noviembre el tiempo pierde.
A la viña floja, en noviembre la poda.
A San Andrés, no ararle los pies.
Por San Andrés, corderitos tres.
Por San Andrés, mata tu res, gorda o flaca o como esté.
Noviembre, todo guardado, o en casa o enterrado.
Por San Andrés, vino es.
En llegando San Andrés, el vino nuevo añejo es.
San Andrés entra y sale mes
San Andrés, agua o nieve ha de traer
Por San Andrés, lo que había de sembrarse, sembrado esté
Por San Andrés, sementera es.
Antes de noviembre, tu viña sin fruto quede, porque racimo de noviembre, ni el gocho lo quiere.
Por San Andrés, toda mosca muerta es. 
Noviembre es de estío la puerta del frío.
Bienaventurado es quien por San Andrés en casa esté. Y un largo etcétera.








sábado, 25 de noviembre de 2017

ALGO SE MUEVE EN SANTA CRUZ DE RIBAS


Quién haya tenido alguna vez un encuentro en la vida de un sitio nuevo que pareciera esperar y que pone el alma en vilo, se le abren todas las puertas y se hace de él posesión y defensa. Una mañana de este otoño, en carretera y cuando el sol descendía con más fuerza de Ribas de Campos a Monzón de Campos, provincia de Palencia tomamos a la margen derecha el camino a una propiedad particular donde está ubicado el nombrado monasterio de Santa Cruz de la Zarza. La intención en principio se conformaba con tomar unas fotografías exteriores pero al punto, vemos a un grupo de personas salir del recinto y nos acercamos para preguntar si nos permiten la entrada. ¡Ningún problema! fue la respuesta en actitud amable y generosa de Julio Martín, alcalde de Ribas de Campos que hace de anfitrión y guía. Así que una vez dentro, sin reparar en la hora ni en la circunstancias (no teníamos concertada la visita), las probabilidades se hacen resultado y el tiempo se detiene. Observamos. Escuchamos. Preguntamos. Comentamos. Imaginamos. Aprendemos. Apreciamos. El templo tiene mucho de "herido". Hay iniciativas para revertir esta situación tan novedosa como necesaria por la que hay empeño y trabajo. Se necesitan apoyos y financiación a presente y a futuro.

La iglesia y la sala capitular son la parte del conjunto monacal que se conservan más o menos íntegras. Los datos sobre el monumento dicen que allí se estableció un cenobio de la orden Premonstratense. De estilo cisterciense-protogótico, fue fundado hacia 1176 y abandonado en 1627. De sus secuencias históricas más desfavorables, se sabe que fue afectado por un incendio en 1715, por una devastadora inundación en 1739 y por la desamortización. Tiene la advocación de Santa Cruz de Ribas, o de la Zarza y fue declarado Monumento Histórico Artístico de interés nacional en 1931. En la actualidad el monumento está cedido al Ayuntamiento de Ribas de Campos muy comprometido con su restauración y utilidad pública. 
Por años de abandono y otras circunstancias, del recinto desaparecieron los retablos y el mobiliario portable, pero la arquitectura, en su sobria desnudez, parece que se conserva intacta. La torre ha sido la más beneficiada en la actualidad con una intervención a punto de completarse. Las obras han ido a sus fábricas, cubierta y a una escalera de acceso. 
Dejamos firma en el registro de visitas, la intención de volver y una felicitación al regidor municipal de Ribas por la voluntad, decisión y esfuerzo en recuperar y poner en valor esta joya.
El álbum fotográfico es tan extenso que en esta entrada damos el protagonismo a la iglesia y dedicaremos una segunda a la hermosa sala capitular.






















viernes, 17 de noviembre de 2017

UNA DE ROMANOS POR QUINTANILLA

ASOMARSE A QUINTANILLA DE LA CUEZA O DE NOSTALGIAS ÚTILES

Cuando se sabe de un lugar más de lo que se puede contar porque se conoce y se estima, el mayor regocijo es honrarlo. Quintanilla de la Cueza, Tierra de Campos de la provincia de Palencia, se contenta con saber que existe, dice alguno que tiene aquí sus raíces. Su término municipal es una localidad y pedanía que depende del municipio de Cervatos de la Cueza.
Fui de acompañante a desempolvar recuerdos y a tomar imágenes de este lugar y asentamiento con pocos habitantes y de humilde condición del que creo, que lejos de todo aparato y solemnidad y en su carácter rural, le quedan restos de extraordinaria distinción.


Una primera parada en "la buenamoza", la firme y vieja torre románica adosada al cementerio que milagrosamente conserva las campanas. Desde este punto más alto hay dos opciones de descenso: una primera y segura, retornar por el camino convencional; la otra, directa y más emocionante, ladera abajo sorteando las bodegas siempre y cuando, uno se fíe de su buen equilibrio y técnica para hacerlo sin riesgos. Ésta última era la más excitante y preferida antaño por los chiguitos para llegar a "la campa" y lugar de las sentadas de verano a la sombra de la iglesia y otear las últimas casas del pueblo, la vieja escuela, el camino la fuente, la cueza...
La parroquia de Quintanilla lleva el nombre de la Asunción y es obvio que precisa de algunas intervenciones en su fábrica; del interior destacan los artesonados mudéjares y un monumental retablo renacentista. La localidad se codea con el Camino de Santiago como lugar de paso pero en los mapas aparece destacada por el asentamiento de la Villa Romana del pago de La Tejada. Descubierta en 1970 por Esteban G.A, agricultor y vecino del pueblo en unas tierras de su propiedad. Al hacerse cargo de ella las instituciones y actuar sobre el descubrimiento, salieron a luz diferentes estancias y objetos de notable valor artístico y arqueológico de los primeros siglos de nuestra era. Las Cuatro Estaciones, el de Octógonos y Óvalos, el de los nudos de Salomón, el de los Peces, el de Neptuno o el de Leda, son de los más llamativos y mejor conservados del conjunto de mosaicos aparecidos. Igualmente interesante el tramado del sistema de calor radiante "hipocaustum" que por medio de las glorietas fuera tan utilizado en el tiempo como sistema de calefacción en las viviendas castellanas. Los romanos en el día a día, gustaban mucho de las termas o baños y en las casas de campo de los ricos se cuidaba este aspecto por necesidades y beneficios. La hacienda debía gozar de una buena economía por el número de estancias que se han sacado a la luz por ahora.
Este año la tierra lo han pasado mal porque no ha llovido. Se resigna y resiste; y los pueblos..., los pueblos siguen en sentir profundo con su historia, hospitalidad, sencillez y verdad.