martes, 31 de octubre de 2017

DEL LUGAR FÉRTIL DE LA SANTA ESPINA

En su origen se llamó San Pedro de la Espina por las dos reliquias principales que allí se veneran; más tarde pasa a llamarse, Santa María de San Pedro de la Espina por la costumbre cisterciense de que la Santísima Virgen presidiera sus casas y que por razones de uso, adopta con el tiempo el nombre actual de Santa María de la Espina. Fue declarado B.I.C. en 1931.


El monasterio se encuentra en el municipio de Castromonte, provincia de Valladolid y está considerado uno de los más antiguos y renombrados de Castilla y León. Fundado a principios del siglo XII por Doña Sancha de Castilla en lo que era uno de sus palacios de recreo y destinado a ser ocupado por la Orden del Cister. San Nirvano llevó a cabo la obra de fábrica por encargo de su hermano, San Bernardo, y conforme a los planos de la célebre Abadía de Claraval. Las escrituras de la fundación llevan fecha de 20 de enero de 1147 por lo que este año ha cumplido su 870 aniversario. Los monjes lo poblaron hasta que fueron obligados a abandonarlo durante la Desamortización. Vinieron luego otras etapas difíciles para su subsistencia hasta que en 1886, la marquesa Doña Susana de Montes y Bayón funda una Escuela Pública y Asilo para pobres que pone a cargo de los Hermanos de la Salle.
En 1954 nace la Escuela de Capataces Agrícolas. En 1975 se introduce la Formación Profesional Agraria y en la actualidad, es un centro público dependiente de la Junta de Castilla y León especializado en Ciclos Formativos de la Rama Agraria y Alimentaria.

Un Rincón de Castilla es un libro delicioso de leer, monografía de Antolín Gutiérrez Cuñado -Reseña histórica del Real Monasterio de Santa María de la Espina, y descripción de la fundación "Escuelas Primaria y de Agricultura con Asilo de Huérfanos- al que el autor puso "FIN, en León, festividad de la Anunciación de la Santísima Virgen, 1912". Obra histórico-literaria donde el autor describe el lugar en estos términos:

  "Oculto entre empinados cerros y abruptas laderas, en medio de agrestes montes, se levanta severo y majestuoso el Monasterio de la Santa Espina, a legua y media de Villagarcía... 
   Al salir del monte por el lado de Tordehumos, después de haber atravesado por un camino incómodo, lleno de piedras y a trechos borrado, con la vista cansada sin ver ningún horizonte, andando siempre por entre continuos encinares y robledales, trocóse de repente la decoración, apareciendo como de sorpresa el grave Monasterio en el fondo de la confluencia de dos valles.
   Iluminaba el paisaje la luz de un sol estival. Las airosas torres gemelas renacientes, que tienen algo de la esbeltez gótica; la cerca de piedra con almenada crestería y anchos cubos por ramas de hiedra tapizados, que da al monasterio aspecto de aparente fortaleza... la apiñada arboleda del soto... los altos fresnos y la copudas acacias; las aguas del estanque que reverberan la luz del sol, como un inmenso espejo... el arroyo bullidos... todo ello en medio de un ambiente embalsamado... y todo en tan proporcionado conjunto, tanto más agradable cuanto menos esperado en aquellas monótonas soledades, que la visión de aquel encantado lugar antojábasenos un verdadero oasis en medio de las áridas llanuras castellanas..."

LA SANTA ESPINA DESDE EL EXTERIOR

Construido entre los siglos XII al XVI y de estilo románico-gótico, la iglesia es una de las piezas claves de este monasterio. Sobre el lugar de la primitiva iglesia fue construida la que hoy conocemos. Comenzó a edificarse en 1546. Un gran cimborrio en el crucero, ventanales de vidrios de colores, dos torres gemelas y dependencias en varios estilos. El arte religioso y el latir de la nobleza castellana se entremezclan por sus bellas y soberbias estancias. La gran muralla exterior que rodea todo el recinto fue construida en 1550. La puerta monumental que da acceso a los jardines se hizo en 1574 al igual que la hospedería y a su lado estuvo la portería, llamada en los documentos Torre de los Montaneros; aquí permanece un monolito que recuerda el encuentro de Felipe II con Don Juan de Austria "Jeromín" el 28 de septiembre de 1559.
En 1731, un incendio devastó la biblioteca y otras dependencias de gran valor histórico y artístico. Tras este desastre se levantaron los dos claustros y la fachada del templo.










LA SANTA ESPINA DESDE EL INTERIOR

De las primeras obras del conjunto monástico del siglo XII quedan la sacristía, una capilla rectangular y la espectacular sala capitular, sin duda, de los recintos más hermosos y valorados.
En el siglo XIV se levanta en la iglesia la capilla funeraria de los Vega (gótico flamígero) donde reposan los restos de los fundadores y de los años cincuenta data la capilla de San Rafael donde está enterrado Rafael Cabestany, fundador de la Escuela de Capataces. La capilla mayor con linterna ochavada, es renacentista. Tiene dos claustros: el de la hospedería y el reglar ambos del siglo XVII. El siglo XIX fue especialmente cruel con el monasterio de la Santa Espina. La invasión francesa se llevó muchos tesoros artísticos. Durante la guerra civil se destinó a campo de concentración y desaparecen los grandes relieves renacentistas en alabastro del retablo original, obras del palentino Francisco de Giralte; fueron localizados en París y adquiridos por el Estado a mediados del siglo XX y se encuentran hoy en el Museo Marés de Barcelona.










LA CAPILLA DE LA RELIQUIA

Uno de los motivos del Real Monasterio de la Santa Espina es la reliquia que le da nombre contenida en un hermoso relicario y que según la creencia, perteneció a la corona que llevó Cristo en su pasión. Antolín dedica todo un capítulo en su libro a describir su composición, estudios realizados, tradición, milagros y devoción muy celebrada en toda Castilla. La opinión común con más visos de certeza que describe es que la espina aquí venerada corresponde a la planta originaria de Siria, zizyphus spina Christi en castellano, azufaifo. La magnífica pieza artística del relicario se custodia en la capilla del siglo XVII diseñada por Francisco de Praves.








jueves, 19 de octubre de 2017

ASCENSO A TORRE MARTE

Entre las comarcas naturales del Cerrato y Tierra de Campos de la provincia de Palencia, el municipio más extenso en superficie corresponde al municipio de Astudillo. De terrenos eminentemente llanos, surgen pequeñas pendientes que ofrecen riqueza natural y frondosa vegetación. El lugar de Torre Marte se divisa con facilidad en una pequeña colina y hacia allí puse rumbo y un ánimo entre pacífico y romántico, pelín alegre porque he divisado campanas.

 
Fue en 1147 cuando El rey Alfonso VII "El Emperador" concede en 1147 fueros a la villa donde quedaron comprendidos, dentro del Alfoz de Astudillo, varios Concejos entre los que se incluía Torre. De la población se conoce su existencia desde mediados del siglo XI y quedó despoblada en el año 1647; su iglesia dedicada por entonces a Santa María se agrega a las parroquias de Astudillo y empieza a ser conocida como Ermita del Santísimo Cristo de Torre Marte que custodiaba esta imágen. Construida al parecer a finales del siglo XII o principios del XIII, su fisonomía actual es fruto de importantes y sucesivas reformas. La casa del ermitaño se levantó en el s. XVIII a los pies del templo y en 1752, Torre Marte era despoblado del Real Patrimonio y pertenecía a la jurisdicción ordinaria de la villa de Astudillo. De los terrenos sacaban provecho la villa de Astudillo y la de Santoyo que compartían comunidad de pastos y aguas.
La hoy ermita, presenta una planta de dos naves y en su interior se conservan restos románicos, obras interesantes de imaginería, un púlpito gótico-mudéjar y varios lucillos sepulcrales. Al exterior, destaca la cabecera gótica con la cubierta descansando sobre pilares de piedra, la portada renacentista y la torre espadaña. El entorno y su privilegiada situación permiten disfrutar de una panorámica paisajística excepcional.
El Cristo de Torre Marte congrega cada año a numerosos habitantes de la comarca en celebraciones tradiciones religiosas y sociales de gran arraigo. 












lunes, 9 de octubre de 2017

ARTESANOS DE TAÑIDOS

SAN MAMÉS DE MERUELO. MUSEO DE CAMPANAS 


Trasmiera es una comarca histórica de Cantabria con 19 municipios entre las bahías de Santander y Santoña. A ella perteneció desde la Edad Media hasta 1833, la Junta de Siete Villas con nueve Concejos y Ayuntamiento único en Meruelo. La base principal de su economía oscila entre la tradicional actividad agropecuaria y la construcción impulsada por el auge del turismo. El valle que riega el río Campiazo posee el poderío de la naturaleza y una reputada tradición de artesanos y oficios relacionados con la construcción de iglesias, monasterios, palacios, molinos, puentes o caminos. De aquí salieron y traspasaron fronteras: maestros canteros, arquitectos, escultores, ensambladores, doradores, carpinteros y campaneros. A éstos últimos voy a referirme, por campanas, y por las manos expertas que las crean. El lugar ideal resulta ser el Museo de las Campanas de San Mamés de Meruelo. Advierto que ya a sus puertas, mis ojos y mi ánimo delatan la viveza y el brillo de las grandes ocasiones. A través de este espacio voy a conocer el modo tradicional de hacer campanas, el pasado y presente del valle de Meruelo y de sus maestros fundidores, a la saga Portilla y la colección de campanas antiguas de Abel P.
El espacio museístico se ha adaptado en dependencias que otro tiempo fueron las escuelas del pueblo, frente a la iglesia. De entrada resulta atractivo en su diseño. La primera palabra a descubrir "terraja" porque de ella parte el todo. La guía, de calidad por amable, rítmica y natural al contar las cosas.
El museo se puede ver en poco más de media hora con todo su contenido simbólico y documental, tiempo estimado para hacerse una idea completa del modo tradicional de hacer campanas desde las materias primas y todo el proceso de ejecución hasta su destino para ser integradas en el panorama visual y acústico de ciudades y pueblos. 




El Museo de Campanas de Meruelo, "Colección Abel Portilla" se abrió al público en 2002. La idea se empezó a madurar unos años antes cuando a finales del siglo pasado se celebró en Santander el I Congreso Nacional de Campanas. 
Son más de novecientos campaneros de las localidades de la Junta de las Siete Villas de los que se tiene noticia ejerciendo su labor no solo en Cantabria sino en toda España y Portugal, Francia o América. Actualmente se cifran en unos 1500. Algunas de las campanas más grandes de España salieron de sus obradores a ejemplo de La Berenguela para la Catedral de Santiago, La María de la de Pamplona o La Grande-La Gorda de la de  Toledo. En la exposición se muestran 35 viejas campanas que perdieron su dirección de giro, toques, volteos, repiques... nunca su dignidad.
Pienso que un museo no está para ser contado y sí para ser visitado y por varias veces. Mientras llega una segunda ocasión, dejo Meruelo bien provista de referencias, fotografías, una campana para mi colección particular y el libro que me trasladará cuando lo precise a lo que aquí me contaron, vi, admiré y disfruté como seguidora aficionada de este instrumento
Museo de Campanas. Meruelo. Colección Abel Portilla. Cantabria (2003) 









La tradición campanera trasmerana tiene una historia significativa de la que difícilmente se puede contar todo por extensa en patrimonio y autores. Entre los muchos datos que voy descubriendo propongo dos: el primero de 1756 cuando los fundidores de Arnuero realizan la considerada la campana más grande de España (de 14,4 toneladas) para la catedral de Toledo. Al estrenar su sonido dicen que saltaron por los aires los cristales de la ciudad y que del susto "malparieron" todas las damas lo que obligó a agujerearla para amortiguar el volumen de sus tañidos. La segunda se produce en 2004 con motivo de la boda de los Príncipes de Asturias; el regalo oficial de Cantabria fue la campana "Virgen Bien Aparecida" (de 1600 kilos) forjada en la localidad de Gajano y autoría de los Hermanos Portilla.
Entre este material campanil hago honor a una visita emotiva y didáctica. Siempre gratitud a cuantos la hicieron posible. 
Las campanas son elementos delicados que precisan de manos expertas. Una campana personalizada habla con su código de fundición, su forma, acústica, afinación, decoración, instalación, conservación, conocimiento, difusión y protección ¡Ahí es nada! 






lunes, 2 de octubre de 2017

LOS 60 DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL

PUENTE VIESGO


El clima húmedo y hoy la lluvia, tapizan de verde y brillos el paisaje. Temperatura templada y agradable. Pueblos con señales de las actividades económicas dominantes. Praderas, vegetación, cabañas, casonas, puentes, gótico y románico aparecen a lo largo de los sesenta kilómetros que recorre el río Pas por la Cantabria que se aprovecha de sus aguas. Río salmonero y truchero excepcional en otros tiempos, hoy, en ejecución un Plan de Saneamiento a fin de reconducir su buen uso y estado ecológico.



Puente Viesgo es la capital del municipio al que pertenecen también los pueblos de Hijas, Aes, Vargas y Las Presillas. Todos mantienen como base de su economía la agricultura y la ganadería. Puente Viesgo es también destino turístico promocionado por su balneario y el espléndido conjunto subterráneo de las cuevas del Monte Castillo donde naturaleza y arte paleolítico sorprenden y se admiran por sus cuevas y grabados. 

De los monumentos con campanas, la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel que por historia y arquitectura no es de las más destacadas en las guías al uso y hay que buscarla. Dato curioso, que año alcance los 60 de su construcción fechada de 1948 a 1957.
De tres naves y cubierta con bóveda de cañón, en la neorrománica San Miguel quedó incluida la que fuera antigua capilla del mismo nombre del siglo XVII y que junto con la torre, es lo que queda de ella. Inspirada en el más puro románico castellano, los bellos capiteles o el tramo del crucero con cúpula sobre trompas, al estilo de los de San Martín de Frómista (Palencia).
Por el exterior y al lado norte, se admira la portada con arquivoltas, adornos y numerosas estatuas a semejanza de las del Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela. Mientras la rodeo, caigo en la tentación de hacer el recuento de las muchas pequeñas figuras dispuestas en hileras y desisto pasados unos momentos porque son tantas, que pierdo una y otra vez la cuenta. Por fuera y por dentro me resultó de lo más interesante y acogedora.