Al detenerse sobre un territorio lo primero que interesa es el paisaje y lo que genera como realidad del lugar que se pisa. Todo lo demás es cuestión de matices, de contenido, de significado, de lo creado por el hombre que emana con su naturalidad, diversidad, funcionalidad, riqueza... Es entender con sentido y valoración cuántos de estos elementos fueron adaptados a unas necesidades, a unas prácticas concretas. Si el patrimonio es siempre comunicación, un viacrucis es un camino; un camino de rodar con brújula.
Los Vía Crucis, culturalmente, no son piezas que gocen de la mayor sensibilización por parte de Patrimonio en cuanto a conservación y cuidados porque son numerosos especialmente en zonas rurales, los que aparentan abandono, en mal estado sus elementos y el entorno pero aún así, se mantienen en el mismo lugar para el que fueron ideados como testigos del valor cultural y dimensión religiosa de una zona que en la práctica, sigue usando. Vía Crucis es la expresión latina que se traduce como "Camino de la Cruz" "Estaciones de la Cruz" o "Vía Dolorosa", una devoción centrada en los misterios de Cristo que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en cada una de las 14 estaciones de las que se compone; un recorrido que generalmente se hace en grupo, con devoción y recogimiento. En una versión actual se ha añadido una decimoquinta estación dedicada a la Resurrección de Jesús y que fue introducida en 1991 bajo el auspicio de Juan Pablo II. Cada estación (recitada o acompañada de cánticos) tiene un núcleo central expresado en un pasaje del Evangelio o tomado de la devoción cristiana que los adapta a las costumbres y tradiciones de la región o comunidad eclesial. El arte ha producido obras maravillosas representando estas catorce escenas de la pasión del Señor y hay muchos de carácter monumental por el mundo.
El que hoy traigo al blog es la sencillez de lo rural y se encuentra en la subida a los restos del castillo de Arcos de Jalón, municipio y villa de la provincia de Soria. Apenas he podido encontrar datos históricos y artísticos sobre él y las imágenes son la mejor presentación que puedo ofrecer. Al final se encuentra la torre del homenaje del castillo y un monumento dedicado al Corazón de Jesús, que interpreto como la decimoquinta estación.