lunes, 4 de junio de 2018

PUENTECILLAS, CAMINO SOBRE EL AGUA


Una ciudad, un río y un puente inseparables en el tiempo, espacio y carácter o  digamos, Puentecillas, el Carrión y Palencia son el físico, la localización, el mapa geológico y de relieve, el perfil transversal y longitudinal, la comunicación, el aprovechamiento, el contraste, la experiencia, el interés, la unidad... parte y arte.



La ribera del Carrión a su paso por la ciudad de Palencia con sus parques, puentes y  cercanía a monumentos emblemáticos, son reclamo suficiente para que varias veces al año procure un contacto directo. Es más que un simple llegar y ver, sujeto a la estación, a las condiciones medioambientales y a la compañía, dado el caso. En Puentecillas la incursión es obligada por naturaleza, historia y recuerdos. Es un puente viejo reconocido por útil, sufrido e intermediario. Palentino de pleno por donde se va y se viene, a veces con prisas, a veces con suavidad, dependiendo de los enlaces, de los sucesos, de los servicios o de los placeres.

¿Quién pudiera reconstruir las escenas en el tiempo de todos aquellos que lo cruzaron?. Durante siglos, Puentecillas fue la única vía de acceso a la ciudad desde las Huertas del Obispo y El Sotillo e imprescindible y primordial en el desarrollo de las redes viarias y comerciales desde época vaccea hasta principios del s. XX.

Muy alterado en su fábrica actual y perdidos gran parte de sus vestigios romanos, creo que conserva las tres exigencias que en origen debía cumplir un camino sobre el agua: firmitas (solidez), utilitas (utilidad) y venustas (belleza).











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