viernes, 27 de abril de 2018

LUGAR PALENTINO DE "LA MORENETA"

Estar del todo en la tierra conlleva una huella que nos identifica desde que nacemos: nuestro nombre. En la práctica, no cambia por fuera nuestro aspecto, ni el modo de andar, hablar o comportarse, pero carga en nuestra mente un equipaje de señales, recuerdos, apegos y sentimientos de por vida. Dicen que el nombre, además de su valor designativo, marca por las circunstancias a sus portadores y ha de ser cierto, porque ningún año había llegado al día de las "montses" con tanta reserva e inquietud. 

Resulta que la Montaña de Montserrat y el Parque Natural del mismo nombre tienen problemas a causa de masificación de visitantes y actividades al aire libre que están causando un impacto de erosión y perjudicando a la fauna (se contabilizan hasta 5.600 itinerarios de escalada y un abanico completo de deportes aéreos: parapente, salto base, ala delta o wingsuit). Las estadísticas de 2017 dan un nuevo récord de visitas: más de un millón de personas usaron los funiculares de la Santa Cova y de San Joan y 2,7 millones pasaron por el conjunto monástico. ¡Una barbaridad!. 
A esta sobreexplotación turística aunque de diferente calado, es noticiable la abadía benedictina Santa María de Montserrat por haber sido señalada como foco ideológico del independentismo catalán.
  
Con todo y con ello,  la Virgen de Montserrat es la Mare de Deu, La Moreneta, la  patrona catalana y la primera imagen mariana de España en recibir la Coronación canónica (1881).  Su fiesta se celebra cada 27 de abril, una advocación que tiene devotos fuera de Cataluña. De ejemplo, la ermita de la Virgen de Montserrat de Villajimena, en plena Tierra de Campos de Palencia que hoy visitamos.





Dice la crónica que los herederos del Cid hicieron donación del señorío de Villa Ximena al obispo de Palencia D. Pedro García y éste, a D. Juan Delgado Ferrer y Cardona, conde de Oñate. De origen catalán, este conde mandó construir en 1593 una ermita dedicada a Nuestra Señora de Montserrat frente a su palacio para tenerla bien a la vista. 
En su pequeño espacio, la ermita de origen herreriano ha resistido al paso del tiempo. Restaurada recientemente cuenta con un solo arco de entrada y una sencilla espadaña con campanillo. Presidiendo el edificio y en una hornacina, una imagen de la virgen titular. 
En su sencillez, calma con solo mirarla y al margen de connotaciones que tengan que ver con orígenes o nacionalidades, me place celebrar otro año mi onomástica. Por mi buen nombre y el de otras Montse amigas, sea pués, día de felicitaciones.




lunes, 9 de abril de 2018

CAMPANAS SANTANDERINAS


Desde la desembocadura del Pas hasta la del Miera se extiende la comarca de la bahía de Santander. El centro lo constituye la ciudad de Santander, capital de la provincia y rango al que llegó a pasos entre 1755, con la erección del obispado y 1833, con la confirmación definitiva como capital de provincia. La vida de Santander siempre estuvo vinculada al puerto y prosperó entre los siglos XII y XIII con el embarque de hierro cantábrico y lanas de Castilla para su exportación al occidente europeo. En los siglos siguientes bonanzas y desgracias vinieron igualmente del puerto. En el siglo XIV una terrible pestilencia dejo despoblada a la ciudad y el otro enemigo, el fuego, la calcinó en varias ocasiones.



La Santander antigua estuvo dividida en dos barrios: calle-altero o de pescadores situado en las rúas adyacente a la catedral y la puebla baja, donde se concentraban los menestrales y artesanos. Gran parte de la vieja puebla desapareció en el gigantesco incendio de 1941. Durante tres días ardieron 470 edificios con unas 2.000 viviendas y por ello la ciudad carece de viejos monumentos. De la reconstrucción y un nuevo planteamiento surgió la bella urbe que hoy conocemos: un destino turístico de primer orden y fuertemente vinculada a la cultura.


La catedral Santa María de la Asunción de Santander quedó en aquel fatídico febrero de 1941 reducida a escombros (databa de la segunda mitad del siglo XIII). Las llamas calcinaron sus piedras y se dice que fundieron hasta el bronce de las campanas. La reconstrucción comenzó en junio de 1944 y el templo se abrió de nuevo en 1953. Del fuego solo sobrevivieron dos monumentos del centro de la ciudad: la iglesia de la Compañía y el complejo catedralicio. La catedral se amplió  en su reconstrucción por la cabecera con una combinación de elementos propios de la arquitectura medieval y de la edad moderna y a día de hoy continúan las obras.


 



La torre, que puede ser visitada luce muy remozada desde su última restauración. Un moderno  y práctico acceso permite llegar al conjunto campanil que consta de dos partes; de un lado y en la zona superior del campanario están las tres campanas del reloj hoy, fuera de uso. La sala de las campanas de volteo contiene ocho en diferentes tamaños y van adornadas con la cruz del Año Jubilar del 2000. Hechas por los maestros campaneros Hermanos Portilla de Gajano, son una donación de la Fundación Marcelino Botín. En su parte posterior llevan el nombre de las campanas originales que datan de los años 50 y dedicadas a los Santos Mártires Emeterio y Celedonio; Gloriosa Santa María; San Fernando; San Martín; San Matías; San Sebastián; Santa María Magdalena y San Juan Nepomuceno.







Debajo de la catedral se encuentra la iglesia del Cristo. De estilo gótico, es el templo más antiguo de Santander y custodia las reliquias de los Santos Mártires, patronos de la ciudad. Se ha hecho pública recientemente la importante inversión que a tres bandas: Ministerio de Fomento, Ayuntamiento y Obispado de Santander, va a permitir arreglos y reformas en la Sala Capitular, la plaza Obispo Eguino y Trecu (hace de antesala a la catedral) y la calle Los Azogues que pasa junto a la salida de la iglesia del Cristo. Un Patrimonio que Santander recupera y fomenta con hechos.

En gratitud a Z. G. que me puso en la pista para actualizar datos y fotografías.  


lunes, 2 de abril de 2018

A LA ERMITA DE "VALORICA" ENTRE ALMENDROS


Valoria del Alcor en Tierra de Campos palentina, se tiende en el vallejo del arroyo de Santa María y linde con la provincia de Valladolid. En la comarca se la conoce cariñosamente como Valorica para distinguirla del cercano y más grande municipio vallisoletano de Valoria la Buena. Administrativamente, Valoria del Alcor es desde finales del siglo XX una localidad del municipio de Ampudia y provincia de Palencia.





De paso por esta bonita localidad que cuida con mimo sus entornos, se hace imprescindible el paseo hasta la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe. Jalonado de almendros se sube el camino; para las fechas, la floración va lenta por las temperaturas empecinadas en el frío. Aún así, el punto de encuentro es una estampa bella de pétalos y flores al blanco y al rosa que dicen: ¡presentes! con vital energía.

La ermita es una edificación del siglo XV, restaurada en 1796 y que celebra su fiesta grande en el mes de agosto. Tiene la advocación de la Virgen de Guadalupe, patrona de la vida. Por su ubicación, bien puede decirse de esta virgen morena aquello que canta su famosa letra mexicana: "Desde el cielo una hermosa mañana... este cerro elijo. Este cerro elijo para hacer mi altar." Por eso y más, aquí la veneran y cuidan... y Ella, cuida, congrega y acompaña a los suyos.