jueves, 21 de septiembre de 2017

CAMPANAS A FIESTA EN TORQUEMADA


En la comarca del Cerrato Palentino, la villa de Torquemada es de las importantes por su situación geográfica, historia y personajes desde tiempos remotos. Los ríos Arlanzón y Pisuerga confluyen en su territorio y goza la villa de buenos campos y afamados cultivos, de bodegas, de un hermoso puente de 25 ojos, de monumentos y patrimonio, de lugares de tradición y sonadas fiestas que cohesionan con sus gentes de sobrada alegría y hospitalidad. Torquemada un pueblo con reclamo y atractivo para ser visitado varias veces al año. 
En este mes de septiembre las celebraciones van disparadas por la Feria del Pimiento y la Romería al Santuario de Nuestra Señora de Valdesalce. Son las Fiestas de San Mateo 2017 cargadas de citas y alusiones.

Podía extenderme en la mención de cuantos personajes históricos han tenido vinculación con Torquemada pero citaré solamente al poeta y dramaturgo José Zorrilla, al que este año se rinde homenaje por el bicentenario de su nacimiento. Sus padres tenían casa en la villa.

En la línea habitual que sigue este blog, el patrimonio con campanas se lleva la palma y tres son los monumentos a citar de Torquemada:  la Iglesia de Santa Cruz, el Santuario de Valdesalce y la iglesia Parroquial de Santa Eulalia. De la primera, del siglo XII en estilo románico, fue primitiva iglesia parroquial del pueblo. De planta basilical y construida en piedra caliza, consta de tres naves y en su ábside conserva los mejores vestigios románicos. Se ubica dentro del cementerio de la localidad. Tiene espadaña de un vano.

El Santuario de la patrona de Torquemada, Nuestra Señora de Valdesalce (nombre que le viene de valle del sauce), pudo ser parroquia de un despoblado medieval del que no quedan restos. Todo el edificio está construido en cantería y en su fábrica se aprecian diversas etapas constructivas. De las tres puertas que tiene, por la del centro, se eleva una espadaña. El interior consta de tres naves; la central es de mayor altura que las laterales que van separadas mediante pilares. La cabecera, cubierta con bóveda de crucería, lleva el retablo barroco que data de 1754 y contiene el trono de la Virgen titular. Otros retablos, pinturas e imaginería dan identidad a este santuario de arraigada devoción.




La iglesia de Santa Eulalia fue edificada en sillería y en su mayor parte en el siglo XVI. Su acceso principal es espectacular. En el hastial, un arco de triunfo y sobre él la preciosa espadaña de siete vanos de mediados del XVII. Sobre la puerta de entrada hay una hornacina con la imagen de santa Eulalia. En el interior, hay mucho que apreciar y dónde detenerse; repartido en tres naves de igual altura, sus bóvedas, el coro, el baptisterio, las capillas o la sacristía y de su contenido artístico y ornamental dan buena cuenta los sentidos y quedan fijadas unas buenas y duraderas impresiones. 

 










lunes, 18 de septiembre de 2017

TRAJES DE HACER, LUCIR Y CONSERVAR

Vestir el cuerpo es uno de los actos de mayor arraigo personal y prioridad social. Cultura, historia, sociedad y economía han marcado desde antiguo los criterios y prácticas en la manera de vestir. El afán del hombre y de la mujer por confeccionar, adornar y personalizar su ropa ha ocupado siempre un lugar destacado en la tradición. Adoptado como oficio y labor por ambos géneros, ha sido en el mundo femenino donde las delicadas y complejas labores de la costura han logrado alcanzar cimas de perfección si se considera que tales trabajos, largos, minuciosos y de infinita paciencia, quedaban relegados a la artesanía casera. Al tópico "sus labores" la mujer tenía un papel que representar y todo un elenco de deberes y obligaciones que les eran propias tanto en los ámbitos privados como en los públicos. A coser se aprendía en casa y en la escuela y se le echaban horas a razón de las necesidades y alternativas. 




En nuestro tiempo, tales trabajos de aguja y dedal como actividad femenina obligatoria y generalizada es algo inconcebible. Esencialmente, porque la vida de la mujer, de las mujeres, se ha ensanchado y se han multiplicado las posibles rutas de su destino. Hoy le son reconocidas su inteligencia, su ductilidad, su capacidad de trabajo y su eficacia en todos los campos de la sociedad y en las más diversas profesiones.

¡Coser y cantar! se decía al ver a un grupo de mujeres metidas en la faena pero hoy, es una experiencia de voluntariedad, de tendencia y quien la practica es por gusto, por válida, por sus infinitos recursos, valores y satisfacciones. También, una salida profesional muy reconocida.





Soy una entusiasta de la costura y de las prendas antiguas, de las que ganan en valor con el tiempo. Es cierto que muchas de ellas pertenecen hoy a museos, a colecciones privadas o a entidades. Pero sigue existiendo el interés de una minoría por incluirlo en el ajuar de su patrimonio personal. Labores que se cosen con la gracia de lo tradicional en cuanto a estilo, patrones, hechuras, colorido, accesorios, técnicas, puntos, bordados... Prendas que se visten en eventos o por pertenencia a grupos específicos y que tienen un argumento de honor y orgullo del que espero podamos leer su continuación.




Los trajes artesanos ocupan un lugar destacado en la tradición y en la historia porque se identifican y fueron adaptados a las condiciones geográficas, personales, estados, situaciones y normas de otras épocas, como parte de sus valores estéticos, técnicos, sociales y culturales. El Museo del Traje y Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico de Madrid conserva más de 5.000 piezas. Las fotografías pertenecen a una exposición que visité sobre trajes femeninos de gala o novia de distintas regiones de España. 
Con ellas, rindo homenaje a las mujeres que me enseñaron a coser disfrutando.

martes, 12 de septiembre de 2017

LIÉBANA EN AÑO JUBILAR

En el corazón de los Picos de Europa, en Cantabria y en un entorno de naturaleza rica y espectacular se encuentra el Monasterio de Santo Toribio de Liébana. Una vieja tradición habla de que el monasterio cuyo nombre primero fue San Martín de Turieno, lo fundó Santo Toribio de Palencia que junto a otros seguidores se retiró a estos parajes solitarios del Monte de la Viorna para dedicarse a la oración y a la conversión de los paganos (s. VI), otra, que fue Santo Toribio de Astorga que peregrinó a Jerusalén y de vuelta, trajo entre otras reliquias el Lignum Crucis que permanecen en este lugar junto a sus restos. Dos versiones que aún hoy son objeto de estudios históricos. Santo Toribio es uno de los monasterios más antiguos de España y en este 2017, un lugar indicativo para disfrutar cada bocanada de aire, de espacio, de paisaje, de patrimonio, de cultura y hasta de leyenda. Fue en el siglo XII cuando el monasterio cambió su nombre fundacional para pasar a llamarse simplemente, Santo Toribio de Liébana. Hasta 1835 estuvo ocupado por Benedictinos que fueron obligados a irse con la desamortización. Pasó un tiempo a cargo del clero secular y desde 1961 lo habitan Franciscanos. Hoy tiene categoría de Santuario y una proyección relevante en el mundo de la religiosidad hispánica.
Dos fiestas grandes celebra Santo Toribio de Liébana: el 16 de abril, por el patrón, que al coincidir este año en domingo tiene el añadido de Año Jubilar y el 14 de septiembre, Exaltación de la Santa Cruz. 







Las referencias histórico-artísticas del monasterio como todo lo externo tienen un largo recorrido a razón de las épocas y las circunstancias. Las estancias que hoy nos encontramos y perviven conservan la austeridad y la sencillez. Es un monasterio sobrio, recogido y humilde en su estilo. La actual iglesia se construyó en 1256 con las directrices del gótico monástico de influencia cisterciense. De planta rectangular y dos portadas al exterior. La Puerta del Perdón que se abre para el Jubileo lleva adornos en relieve del escultor Manuel Pereda de la Reguera. A los pies de la edificación, una maciza torre de campanas y por encima de los tejados, una linterna poligonal que corona la capilla del Lignum Crucis. La cabecera por el interior posee tres ábsides y en los capiteles se concentra la escasa decoración figurada con cabezas humanas y de animales. En el ábside del evangelio hay una estatua yacente de Santo Toribio documentada desde principios del s. XIV en madera de olmo. En el ábside central, la imagen de la Virgen de los Ángeles, renacentista. Las vidrieras fueron realizadas en el Año Jubilar 2000. El claustro de sillería, es herreriano del s. XVII. La capilla del Lignum Crucis es de una sola nave de tres tramos y sobre el intermedio se eleva una magnífica cúpula con linterna. Aquí se desborda la decoración y los elementos simbólicos pero, la mirada se fija una y otra vez en el baldaquino dorado que contiene en una cruz de plata dorada y en ella la reliquia.









Santo Toribio de Liébana lleva más de mil años guardando y venerando este trozo de la Cruz de Cristo, el Lignum Crucis. Esta es la razón, la fuerza y el motivo para los creyentes y para otras muchas personas que a lo largo de este año pasarán por allí para expresar su fe, para encontrar respuesta a inquietudes profundas o para dar contenido a muchas demandas. Es Año Jubilar, de peregrinación y de protagonismo excepcional y el Jubileo Lebaniego, historia, tradición, encuentro personal, unión religiosa, alegría, paz, reconciliación, cultura, respeto a toda vida, a la naturaleza. En un radio de medio kilómetro alrededor del monasterio se encuentran un conjunto de ermitas y lugares míticos lebaniegos como ejemplo, Cueva Santa y San Miguel.