sábado, 10 de junio de 2017

LA VIVA EXISTENCIA. COZUELOS DE OJEDA

CAMPANAS POR LA TRINIDAD



En la medida de las posibilidades de transporte y compañia mis propuestas de recreo, viaje y expansión tiran sin dudarlo hacia la naturaleza, los espacio abiertos y los pueblos. Busco el acercamiento a una puesta en escena de personas, personajes, lugares y sitios que aderezo con mucha admiración y un poco de fascinación romántica al tiempo que no me despido sin haber establecido un nexo de sentimiento porque la experiencia da a veces alegrías y a veces, ganas de llorar cuando en tantos pueblos pequeños se advierte la despoblación, el abandono y hasta la ruina; con todo y con eso, me sobran argumentos para fomentar estos encuentros. 
Esta vez he ido de camino y parada a Cozuelos de Ojeda con íntima y sugestiva alegría, localidad situada en un valle de terreno amplio y ondulado del norte de la provincia de Palencia. Cozuelos me dice casi todo de raíces de la tierra, de vida y costumbres, de esperanzas y sueños, de pesares y dolencias, de recuerdos de veranos frescos e inviernos rudos, de casas grandes, de bueyes y corrales, de aperos y labranza, de hogares y fiestas... al estilo de la vieja Castilla como lo conocí por mis mayores.

Kaozolos, Cozollos, Cuzolo, Coçuelos o ike-ao-zulo (el hoyo de la cuesta) son nombres que ha llevado en el tiempo. Cozuelos a secas, para los íntimos, fue un municipio independiente hasta los años 70 que pasó a pertenecer al Ayuntamiento de Aguilar de Campoo. 
De su patrimonio monumental histórico queda en lugar destacado el templo renacentista de Nuestra Señora de la Asunción (1526), con torre herreriana e importantes joyas artísticas en su interior. Frente a la parroquia y formando parte del conjunto arquitectónico que recibe nada más entrar al pueblo, el cementerio y los restos del catalogado "conjuradero de nublos", ejemplo de los pocos que se conservan. Una vez dentro del casco poblacional hay que detenerse frente a algunas bellas casonas, en la fuente y en la ermita de Santo Tomás. Obligado alcanzar el alto de Peña Torrecilla a modo de pequeña excursión y planear sobre el paisaje; arroyos, montes y valles se ofrecen pletóricos por los más de ochenta pagos que dan fisonomía y riqueza a este bonito y tranquilo municipio que en esta primavera y para la Trinidad (Fiestas Patronales) se ha visto beneficiado con obras de ensanche y mejora del firme de su principal vía de acceso. Al final del reportaje fotográfico, cita del origen de esta fiesta en la localidad.

















Rafael Bravo y Bravo nació en Cozuelos el 17 de octubre de 1698 debió emigrar a México muy joven; hizo carrera y fortuna y no olvidó a su pueblo.


Bibliografía: PALENCIA EN AMÉRICA. Santiago Francia Lorenzo. Pág 213