A un pie de la Plaza Mayor, la Plaza de San Francisco y el templo del mismo nombre y la originalidad de su espadaña, su fisonomía inconfundible, su ubicación privilegiada en el centro de la ciudad, su historia y transformaciones en el tiempo y no pasa por ser uno de los monumentos más conocidos de Palencia lo que es un error injustificado. La iglesia de San Francisco es singular, de glorioso pasado; con las actuaciones y mejoras llevadas a cabo por la Escuela Taller de la Catedral en sucesivas ediciones (la última iniciada en abril del pasado año y por plazos, próxima a concluir) son valores fuertes. Fue Sede de Cortes Generales en el siglo XIV y residencia de reyes. El entorno, la plaza, la fachada, el claustro, acceso y pasarela, el atrio... Desde 1962 es Monumento Nacional. El templo y algunas dependencias que se conservan del monasterio original son góticos. Destaca el artesonado mudéjar de finales del siglo XV, la fachada se cree que es la de la fundación y el atrio, de arcos apuntalados sobre columnas pareadas; del interior destaca el retablo mayor de estilo barroco, las bóvedas góticas, el coro y la sacristía son patrimonio palentino de calidad.
Las fotografías del interior fueron hechas mientras avanzaban las obras.