Nuestros antepasados practicaron y se esmeraron en convertir grandes extensiones de tierra en bellos vergeles. Jardines y paseos cubiertos, con fines ornamentales y de recreo se incluían siempre en las grandes construcciones urbanas y familiares. En la construcción del Canal de Castilla, que duró casi un siglo, la jardinería no era un asunto prioritario. El considerable e innovador proyecto era ingeniería, piedra, agua, navegación, economía... La introducción de nuevas especies vegetales que se aclimataran al terreno castellano por situación, altitud y relieve, llegaría con el tiempo. Entre la vegetación silvestre autóctona y las plantaciones realizadas por el hombre, numerosas plantas se han ido acomodando a los inviernos largos y muy fríos, a los veranos cortos y calurosos y a las escasas lluvias de la meseta. Hay que fijarse en los paneles informativos (a pie de esclusa) con datos de los árboles y arbustos que nacen en las riberas del canal. De las flores, mejor buscarlas. Son muy especiales. Se incide mucho en facilitar el tránsito por las caminos de sirga del canal con facilidades para las modalidades de caminar, correr, pedalear, cabalgar... por etapas o por libre. Para un usuario de la naturaleza, y dependiendo de la estación, de su tiempo, fuerzas y medios, mi propuesta es que se camine con la vista puesta en el paisaje, en las orillas, entre arbustos, en los suelos. En esta época se descubren floraciones tan bellas y lozanas como las que aparece en las fotografías.
Finales de mayo. Cerrato Palentino. Canal de Castilla en un tramo de apenas dos kilómetros.
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