miércoles, 26 de julio de 2017

INSTRUMENTOS RÍTMICOS CASTELLANOS


Para que una tradición sea válida desde el punto de vista histórico tiene que proceder de un hecho constatado y vivido, tener sus propias formas de expresión y haberse originado en un lugar y ambiente social concreto.  De la cultura y el folclore español se dice que tiene influencias íberas, celtas, romanas, cristianas y musulmanas con algunas diferencias según la región.

La tonalidad y la dinámica que identifica a la música tradicional castellana salen de instrumentos tradicionales y el folclore de Castilla y León es muy versátil en cuanto a géneros, instrumentos y cancionero popular. Su importancia se valora en relación con el ciclo de la vida y con los ciclos del año dentro de sus diferentes contextos: trabajo, rogativas, fiestas, nacimientos, bodas, anécdotas... o con alguna secuencia temporal, de un pueblo y sus modos de vida, relatos, aspiraciones o leyendas que más allá de lo puramente anecdótico ha resultado ser una fuente histórica de primer orden y en el tiempo, de apreciado valor material y social.


De los instrumentos del folclore los que mejor representan a la región son la dulzaina y el tamboril pero la lista se abre con el laúd, el pito, el arrabel o huesera, la bandurria, el rabel, la gaita, la guitarra, la pandereta, el redoblante, la chifa o xipla, la sanabresa, la cabreiresa, el pandero cuadrado, el pandero, la pandera, la pandereta, la zanfoña, el curdión, la zambomba, las tarrañuelas o palillos, las castañuelas, el diáfano, la carraca, la ocarina, la cítara, el mirlitón, el aerófono, el albogue, amén de otros objetos de uso cotidiano. 
Los músicos interpretan y los danzantes ejecutan: una danza del paloteo, una jota castellana, una seguidilla, un fandango... Donde suenan las torrás, la rebolada, la tuna, los corridos, los titos, las alboradas, las dulzainas, las rondas, los villancicos, las nanas... es movimiento, es expresión, es vivencia de Castilla y León que posee uno de los más ricos conjuntos regionales de piezas, creencias, costumbres y artesanías del folclore que hoy en día no pertenece a sí mismo sino a cuantos lo aprecian, recuperan, mejoran y transmiten. Las imágenes estan tomadas en una exposición realizada por la Asociación Cultural "El Cabás" en Villamuriel de Cerrato.











viernes, 14 de julio de 2017

SÓLO APARIENCIAS SOBRE EL PAISAJE

Apariencia: aspecto de seres y cosas que parecen y no son. Ruinas: es lo caído, lo destruido por ese pequeño monstruo que es el paso del tiempo y sus circunstancias. Apariencias en ruina sobre el paisaje es el encuentro, la observación y echar a la espalda los pensamientos y las preguntas acerca de las razones por  las que mueren las cosas que una vez sirvieron a la vida de la gente y hoy, no merecer más importancia que la de permanecer a la intemperie donde solo les asiste el paso de un sol y otro sol con lentitud y una monotonía desesperante a la vez que los mata por frágiles, a pequeñas dosis y a tiempo completo. En el medio rural castellano, el inventario se nos hace infinito y si alguna belleza les queda, ésta sería la del recuerdo.
Me sorprenden a menudo estas experiencias e intento no ignorarlas por aquello que dijo el autor: "Por más que los tiempos agoten o sofoquen la herencia y que el olvido sentencie su existencia; por más que la inercia los oprima, todo se da al testimonio y dignifica la referencia al pasado.". Por lo común, voy y regreso de mis escapadas por esos y aquellos lugares con una expresión feliz y de vigoroso entusiasmo; el gozo, sólo se esfuma cuando saltan a la vista apariencias de pocos ruidos terrestres porque pintan poco en el paisaje vivo, no producen ni tienen beneficio porque perdieron sus originales formas y usos para quedar en continentes sin contenido, en vacíos arquitectónicos que no han desaparecido del todo pero, tampoco ofrecen ninguna ventaja ni rastro de la vida de la que presumieron. Así, la secuencia consiste en observar callada por largo rato, tomar unas fotos y dejar serenamente que el ánimo se caiga con la precisión de la que tiran los sentimientos. El ritual llega a su fin cuando decido dar media vuelta y mirar para otro lado. En mi ayuda acude una voz interior que viene a decirme como sin querer: ¡Déjalo estar! y parto hacia otro lugar liberada de la efímera flaqueza.