UN MONUMENTO DE GRAN ADMIRACIÓN
Por el conjunto histórico, artístico, religioso y cultural, la catedral toledana merece una visita para conocerla, divulgarla y ayudar a conservarla. Una antigua mezquita en pleno corazón de la ciudad de Toledo, en el año 1085 el rey Alfonso VI decidió que se adaptara para dedicarla al culto cristiano. En 1227 Fernando III y el arzobispo Rodrigo Jiménez de la Rada ponen la primera piedra de la iglesia. Las obras de la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo durarán más de dos siglos.
De las características arquitectónicas recogen mis notas que es gótica con una clara influencia francesa. La fachada principal está dividida en tres cuerpos verticales y es obra del maestro Albar Martínez. Al centro, la grandiosa puerta del Perdón, a su derecha, la del Juicio, y a su izquierda la de la Torre. En la fachada sur se abre la puerta de Los Leones, y en la norte, la del Reloj que es la más antigua.
La catedral por el interior es muy armoniosa. Mide ciento veinte metros de longitud por sesenta de anchura y las naves se dividen por medio de amplios arcos apuntados apoyados sobre recios pilares. Diversas ventanas son de clara influencia árabe. Arte, belleza y simbolismo en el retablo del altar mayor, el Transparente, el Coro de doble sillería, las capillas, la sacristía, la Sala Capitular, el claustro gótico y la sala del Tesoro donde se encuentra la magnifica Custodia Procesional de Enrique de Arfe compuesta de 5.600 piezas unidas.
La torre de planta cuadrada se finalizó en el siglo XV. Tiene noventa metros de altura divididos en cinco pisos y rematada con cúpula octogonal. Es visitable desde 2011 tras una completa reforma. Hay que remontar 248 escalones para llegar a las campanas. La Campana Gorda o de San Eugenio fundida en 1753 es la más famosa.
La Catedral Primada de Toledo está consagrada a la Virgen María en su Asunción a los cielos.
Desde el exterior y de cerca no se aprecia en su totalidad la belleza de sus volúmenes por estar encajonada entre las estrechas calles.