sábado, 30 de enero de 2021

CENCELLADA DURA EN CASTILLA

Los días, los meses, las estaciones se difuminan entre medidas, cuidados y protocolos que tratan de ajustarse a la situación epidemiológica que vivimos por el coronavirus (covid-19). Enero de 2021. Según los datos reales parece que estemos en un callejón sin salida a razón de los contagios/defunciones/medidas restrictivas... Más allá de esto, y de lo que nos toca en el día a día, la entrada del invierno se ha producido con inusual espectacularidad: nevadas, vientos fríos, temperaturas bajo cero, nieblas y cencelladas. Un escenario onírico, por otro lado,  de lo más natural en Castilla.

La reseña climática interesa al gran público. Es un motivo noticiable para cualquier órgano o instrumento informativo y quien más, y quien menos hace uso de los servicios de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para obtener información sobre temperaturas, presión atmosférica, vientos, humedad, nubosidad, precipitaciones... datos que hasta el siglo XVII se reducían al refranero popular. El cambio vino con el movimiento científico de la Ilustración. El invento del termómetro, del barómetro y del desarrollo de las ciencias físicas y naturales que aconteció en el siglo XVIII y principios del XIX, daba muerte a los célebres lunarios y almanaques (registros y catálogos de uso principal entre los agricultores) y abría paso a la verdadera ciencia meteorológica.

El primer observatorio español se instala en Madrid en 1786 seguido de inmediato por el de Barcelona, y en 1805, el de San Fernando. La red de observatorios meteorológicos provinciales empezó a montarse en 1856. En 1950 funcionaban en el territorio nacional 2.289 estaciones, y casi cinco mil a finales de los 70. Tenemos estaciones completas, estaciones termométricas, estaciones pluviométricas y estaciones automáticas. Las estaciones principales pertenecientes a AEMET o a otros organismos (Cuencas Hidrográficas) son atendidas por profesionales; otras, por un buen número de colaboradores voluntarios.

Enero se inició con cencellada dura, un fenómeno hidrometeoro que consiste en la formación de hielo blanco o parcialmente transparente, causado por la congelación de gotas de niebla helada sobre las superficies al aire libre. Su formación requiere temperaturas muy bajas y de la presencia de vientos. Muchas veces este fenómeno se combina en el de la escarcha.

Dice el refrán: " Helada, escarcha y cencellada, las tres blancas e inmaculadas". En fotografías, enero invernal de la provincia de Palencia.