viernes, 5 de agosto de 2016

DE INCÓGNITO POR BASAURI

De paso y sin agenda programada tuve la ocasión de visitar Basauri (Bilbao). Se ofreció como guía un caballero castellano de la Cueza emigrado joven al País Vasco y asentado en Galdácano donde ha hecho la vida; pasa de largo los 80, en buena forma, activo donde los haya, dicharachero, simpático, buena persona, complaciente y amoldable. Dejamos Galdácano por el oeste para atravesar el puente sobre el Ibaizabal y situarnos en Basauri (nombre que significa "población en el bosque"), municipio del valle bajo del río a los pies de la sierra de Ganguren. Más de cuarenta mil habitantes repartidos por 28 barrios que de forma oficial se integran en 15 distritos sobre una extensión de 7,16 kilómetros cuadrados. Imposible andarlo todo dada su densidad urbanística y optamos por patear el centro y sin agobios. 
En el origen fue un pueblo eminentemente rural. A finales del siglo XIX con la llegada de la fábrica Basconia despegó la industria y numerosas familias de todas las regiones de España llegaron para asentarse en la comarca y contribuir a su extraordinaria transformación.
El recorrido cundió lo suficiente como para componer una idea del latir urbano y encontrar interesantes edificaciones. La casa-torre de Ariz (siglo XVI) renacentista y ahora Casa de Cultura, la Parroquia de San Pedro Apóstol, el edificio Cervantes, la ermita de San Fausto Labrador (1706) patrón del municipio, la Plaza de San Isidro, el Teatro Social Antzokia, La Virgen Blanca, el Puente de Urbi, la Estación de Bidebieta... y figuras a ras de calle. Me detuve en la "eskarabillera" y un jóven de la localidad me contó su historia. Me encantó.